Economía Nacional / Opinión

El fraude no compensa

Por: PEDRO JORDANA JUNOY

En España la corrupción ya no es noticia. La asiduidad con la que los desfalcos, sobornos y demás fraudes se suceden en la prensa han quitado el cariz de novedad a estas informaciones. Gerardo Díaz Ferrán, Miguel Blesa o Iñaki Urdangarín son algunos de los nombres de una engrosada lista que prácticamente ha salpicado a todos los rincones e ideologías del Estado español. Según el diario económico El Economista, el montante con apellido corrupción asciende hasta los 1.100 millones de euros.

foto: laactualidaden10claves.blogspot

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El Índice de Percepción de la Corrupción 2012 que realiza la ONG Transparencia Internacional (TI) ha relegado a España del puesto 21, en 1994, hasta el 30 del presente curso, donde empata con Botsuana y defiende la treceava posición de los países de la unión. Este informe analiza la transparencia económica de 176 países y las gradúa en un baremo que va de 0 (altamente corrupto) a 100 (territorio muy limpio). En medio de la cruzada europea por el saneamiento de la banca española, parece que se ha olvidado destinar esfuerzos a la transparencia financiera del estado. Sin duda, un aspecto vital para la recuperación económica.

Existen dos tipos de movimientos comerciales: las importaciones (compras de un país) y las exportaciones (ventas de un país). Para lograr riqueza y competitividad, es necesario que, en la balanza comercial, las exportaciones sean superiores a las importaciones. Para ello, el Estado debe ser competitivo ofertando mejores productos y dando una imagen fiable a los compradores. Aspectos como la falta de transparencia económica hacen rehuir las inversiones foráneas en los productos locales. Un país fraudulento no es rentable económicamente. Según el Instituto Catalán de Estadísitca (IDESCAT), las inversiones extranjeras en España han pasado de 12.404,99 millones de euros en 2009 −fecha en la que se empezó a desmantelar el caso Gürtel− a más de la mitad, un 51%, en el presente año, 6.069,54 millones de euros. El dato se podría remitir a la crisis coyuntural, pero no es justo achacar todo el peso de la reducción de inversión extranjera a este único motivo. Dinamarca, el país que lidera la lista de Transparencia Internacional, tuvo una caída del 16% en el mismo periodo de tiempo.  Muy reducida en comparación al 51% del Estado español.

El primer órgano en pos de la corrupción es el gobierno. La Regularización Fiscal que el PP promulgó a principios de año no es más que un reconocimiento De impunidad de los corruptos. Con el pretexto de ingresar fondos en las arcas del Estado se da legitimidad al fraude. El fin justifica los medios. A nivel internacional, dice muy poco de la calidad de España. Más, si se tiene en cuenta que el Estado español es uno de los pocos países europeos que todavía no tiene una ley de transparencia en vigor, según apunta el experto político y económico Antonio Garrigues-Walker.

El fraude no compensa. Económicamente, da una imagen lastrada y roída del país. Lo que le convierte en un producto de mala calidad y de difícil salida en el mercado. Otros países europeos que están más cerca de salir de la crisis, como Finlandia o Dinamarca, ya han legislado a favor de la transparencia. Mientras, en España, sigue primando el grito fiscal de sálvese quien pueda.

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